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Colombia y Estados Unidos: una crisis que exige diplomacia

Crónica exacta de las tensiones crecientes entre Colombia y Estados Unidos. Sanciones, ataques y discursos incendiarios amenazan una relación centenaria que solo podrá salvarse con diálogo político y diplomacia de alto nivel.

La peor situación en un siglo

Desde la separación de Panamá en 1903, nunca habían sido tan tensas las relaciones entre Colombia y Estados Unidos.

Desde antes de la investidura de Petro, congresistas republicanos lo habían señalado como contrario a los intereses estadounidenses en la región.

Desde el comienzo del segundo mandato de Trump, en enero de 2025, ambos presidentes han protagonizado enfrentamientos en redes sociales que han derivado en crisis diplomáticas y deterioro de las relaciones bilaterales.

En el episodio más reciente, este 24 de octubre el Departamento del Tesoro impuso sanciones al presidente Gustavo Petro, a varios de sus familiares y al ministro del Interior, incluyéndolos en la lista de Nacionales Especialmente Designados de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) por presunta participación o intento de participación en el tráfico ilícito de drogas.

La descertificación 

El 16 de septiembre, Estados Unidos había descertificado a Colombia, alegando que ya no cooperaba en la lucha contra el narcotráfico. La organización especializada WOLA afirmó que esta descertificación contradice los objetivos antinarcóticos de Estados Unidos y los intereses del pueblo colombiano. La decisión representó un duro golpe político contra el principal aliado de Estados Unidos en la región.

Si bien Estados Unidos suspendió las sanciones para permitir la continuación de la cooperación, citó explícitamente a Petro como la razón de esta decisión. En el memorando de justificación, el Departamento de Estado critica el liderazgo de Petro en la reducción del cultivo de coca y la producción de cocaína, y critica los esfuerzos de paz en su conjunto, sin vincularlo personalmente con el narcotráfico.

Ejecuciones extrajudiciales 

El 2 de septiembre, Estados Unidos también comenzó a llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales mediante ataques ilegales contra presuntos narcotraficantes en el Caribe, que hasta la fecha han causado la muerte de 43 personas.

El gobierno de Trump justifica estas acciones unilaterales calificando la situación de «conflicto armado no internacional», sin justificarlo adecuadamente ante el Congreso ni obtener su autorización. Petro denunció que una de las personas fallecidas en el ataque del 16 de septiembre era presuntamente un pescador colombiano llamado Alejandro Carranza.

Aunque el gobierno de Trump había designado previamente a varios carteles de la droga y grupos criminales transnacionales como Organizaciones Terroristas Extranjeras (OTE), además de la designación vigente para algunos grupos guerrilleros, esto no autoriza un ataque militar contra ellos ni demuestra que Estados Unidos esté involucrado en un conflicto armado con ellos. Los presuntos miembros de organizaciones criminales deben ser detenidos y llevados ante un juez; tienen derecho al debido proceso.

Petro, la ONU y la visa

Ante los ataques, Petro pronunció un incendiario discurso ante la 80.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 23 de septiembre. Se autodenominó el presidente «descertificado», condenó los ataques a los barcos estadounidenses y exigió la apertura de una investigación penal contra el presidente Trump.

Petro criticó a Estados Unidos por criminalizar y maltratar a los migrantes, afirmando que «quiere perjudicar a miles de campesinos» y que sus políticas están dictadas por la extrema derecha de Florida y la derecha colombiana, vinculada a las mafias del narcotráfico.

Exigiendo el fin del genocidio en Gaza, acusó a Estados Unidos de complicidad. Petro también instó al mundo a actuar frente al cambio climático, un problema que la administración Trump ha calificado de engaño. La delegación estadounidense ante las Naciones Unidas abandonó la sala en protesta durante el discurso de Petro.

Durante la semana de la Asamblea General de la ONU, Petro participó en una manifestación a favor de Palestina donde, por megáfono, instó a los soldados estadounidenses a desobedecer las órdenes de Trump y obedecer las órdenes de la humanidad. El Departamento de Estado reaccionó revocando la visa de Petro por participar en acciones imprudentes e incendiarias. Poco después, la canciller de Colombia renunció a su visa estadounidense en solidaridad con Petro.

Esta es una medida lamentable, con motivaciones políticas, que impide a la más alta diplomática del país defender los intereses de su país en Estados Unidos

El 24 de septiembre, los presidentes de Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y España organizaron un evento paralelo a la Asamblea General de la ONU para defender la democracia global contra el extremismo, al que Estados Unidos no fue invitado. En este evento, el presidente Petro comparó a los Estados Unidos de Trump con la Alemania nazi.

Foto: Fotografía oficial de la Presidencia de Colombia

El debate en Estados Unidos  

Ante la continuación de los ataques a embarcaciones estadounidenses, con dos el 22 y 23 de octubre en el Pacífico oriental, los responsables políticos y la sociedad civil estadounidenses han redoblado sus esfuerzos para frenarlos. Por ejemplo, más de cien organizaciones no gubernamentales instaron al Congreso estadounidense a investigar los ataques y tomar medidas para prevenir nuevas ejecuciones extrajudiciales.

En respuesta a las condenas de Petro a los ataques con embarcaciones, Trump lo calificó de «narcotraficante» el 19 de octubre y declaró que Estados Unidos planea imponer aranceles y recortar toda la asistencia estadounidense restante a Colombia. Al día siguiente, el secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, tuiteó que el ataque del 17 de octubre tenía como objetivo al Ejército de Liberación Nacional (ELN), narcoterroristas que representan el «Al Qaeda del hemisferio occidental».

El representante James McGovern, un veterano defensor de Colombia, respondió a esto tuiteando: «Estados Unidos no está en guerra con Colombia. Los ataques con drones militares contra embarcaciones que matan personas son ilegales según el derecho estadounidense e internacional. Las acciones de Trump están causando un daño increíble a las relaciones entre Colombia y Estados Unidos».

La derecha en Estados Unidos y en Colombia

Por su parte, los legisladores republicanos contrarios a Petro y miembros de la oposición colombiana están alimentando la hostilidad de Estados Unidos hacia Colombia.

Culpan a Petro del deterioro de la relación entre Estados Unidos y Colombia, y algunos incluso cuestionan su estado mental. Han subrayado las relaciones de Petro con Maduro y con Cuba, y lo han tildado de simpatizante de Hamás para avivar las pasiones ideológicas.

Tras las recientes declaraciones de Trump sobre el Petro, el senador colombo-estadounidense Bernie Moreno tuiteó que Estados Unidos estará «listo para reincorporarse a ellos una vez que termine la era del Petro». Alegando que el Petro apacigua a los criminales, Moreno afirmó: «Colombia merece que se elija a un mejor líder el próximo año». Afirmó además que el mundo y Estados Unidos estarán atentos a las elecciones. Más tarde esa misma semana, Moreno declaró que «incluiremos» al Petro en la lista de la OFAC.

La senadora María Fernanda Cabal, de la derecha colombiana, coincidió con Trump y afirmó que en 2026 derrotarán al narcotráfico que Petro ha fortalecido.

Dos expresidentes, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, instaron a Petro a aclarar su relación con Maduro, líder del Cártel de los Soles.

Acciones injustificadas 

Dado el trabajo de Petro en la lucha contra las mafias del narcotráfico, incluyendo las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), a lo largo de su carrera en el Congreso, las sanciones impuestas por Estados Unidos a Petro a través de la lista de la OFAC parecen desafiar la lógica.

Asimismo, aunque no han sido totalmente exitosas, la intención de los diálogos de paz total con los grupos criminales es desmantelar los grupos armados ilegales involucrados en el narcotráfico y otras economías ilícitas, no apoyarlos.

La inclusión en la lista de la OFAC tiene consecuencias financieras, legales, de viaje y para la reputación de las personas incluidas. Sus activos pueden ser congelados, lo que prohíbe a los ciudadanos estadounidenses hacer negocios o interactuar financieramente con ellos. De hecho, la Asociación Bancaria de Colombia ya anunció que podría congelar las cuentas en Colombia  del presidente, su esposa, su hijo Nicolás y su ministro de Interior Armando Benedetti.

Diplomacia, no confrontación

La relación bilateral atraviesa así uno de sus momentos más tensos. La retórica agresiva de ambos gobiernos es contraproducente: no resolverá el problema de las drogas y pondrá en riesgo la cooperación en seguridad, comercio y medio ambiente.

Más allá de las diferencias ideológicas entre Trump y Petro, la relación entre ambos países debería centrarse en sus pueblos y en los intereses comunes. La política exterior no puede ser un instrumento de campaña.

Una salida posible sería crear un equipo de enviados independientes que facilite el diálogo y reduzca la escalada. Si ambos presidentes se presentan como líderes de paz, deben demostrarlo con diplomacia real, no con insultos ni sanciones.

Solo los canales de alto nivel podrán evitar que esta confrontación destruya una relación construida durante más de un siglo.

TOMADO DE: razonpublica.com